"No dudemos jamás de la capacidad de un grupo de ciudadanos insistentes y comprometidos para cambiar el mundo.
De hecho, así es como ha ocurrido siempre."
Margaret Mead

lunes, 11 de enero de 2010

Nieve en la ciudad

Hoy a pesar de que toda la calzada estaba blanca por la nieve, como era muy temprano y no circulaban casi coches me he decidido a probar con mi bicicleta. Vivo en una calle bastante empinada y a pesar de todo he subido la cuesta sin problemas. De haberlos tenido me hubiera dado la vuelta y... al metro, pero como he subido bien he decidido hacer mi trayecto habitual hasta el trabajo. Ha sido alentador encontrar huellas de otras bicicletas por el camino.

La adherencia de la bici, sobre nieve, hielo, etc. es superior a la que nos imaginamos o por lo menos a la que me imaginaba yo antes de experimentarlo. Esa adherencia es mayor que a pié, creo que debido a que la bicicleta se desplaza con un movimiento que puede llegar a ser uniforme y rectilíneo. ¡¡Que maravilla!! ser capaz de transformar un movimiento alternativo, de impulsos, en un elegante deslizarse.

Mi experiencia al respecto, dado que soy un ciclista urbano de Madrid donde rara vez nieva, es corta aunque de la nevada del invierno pasado y de la de hoy he aprendido algunas cosas que paso a resumir por si son del interés de alguien.

Las cubiertas son un factor a tener en cuenta a la hora de circular por nieve. Yo uso unas casi lisas las
Schwalbe Marathon Supreme. Supongo que con unas de tacos (no digo ya de clavos) se circulará mejor.
La clave para no caerse es circular despacio, no hacer movimientos bruscos, frenar y acelerar muy suavemente, no inclinar en las curvas, etc. ni más ni menos como si circuláramos sobre una capa de hielo.

Hay muchos tipos de nieve pero inicialmente se pueden resumir en dos, nieve sin pisar y nieve pisada.


La nieve sin pisar es rara en una ciudad pero si se madruga se la puede uno encontrar. Si es nieve recién caída estará todavía blanda y si no es de mucho espesor se puede circular en bici sobre ella. La única limitación es la de la resistencia que ofrece a que la rueda delantera abra huella. Cuanto mayor espesor de la capa de nieve, más empuje necesitaremos para abrir la huella. También influye en esto la anchura del neumático creo que cuanto más estrecho mejor. Si dicha resistencia es inferior al empuje que realiza la rueda de atrás a través de su adherencia con el suelo entonces podremos avanzar, en caso contrario no. La adherencia de la rueda aumenta si aplicamos la fuerza sobre los pedales suavemente y disminuye si aplicamos demasiada fuerza haciéndola patinar. Si la nieve tiene una costra más dura por encima será necesaria más fuerza para abrir la huella y necesitaremos más adherencia de la rueda trasera.
Por lo general, con mis ruedas, y si el espesor de la nieve es inferior a unos 6cm circulo sin muchos problemas. De 6 a 15cm de espesor ya empieza a patinar la rueda de atrás y a partir de ahí... andando con la bici de la mano.

La nieve pisada ofrece mucha menos resistencia al avance, pero es más resbaladiza. Si es blanca conserva una adherencia aceptable. La más resbaladiza es la nieve pisada negra. Este tipo de nieve se da cuando el espesor inicial es pequeño, se ha fundido por la presión de las ruedas de los coches y se ha vuelto a helar por las bajas temperaturas. En realidad no es negra, es transparente porque es hielo y parece negra por el color del asfalto. No confundir este tipo de nieve con otra, medio fundida y con aspecto de “granizado de tinta de calamar” que no es otra cosa que nieve sucia y que si no es muy gruesa no da ningún problema porque la rueda llega generalmente a tocar el asfalto.

Ni que decir tiene que la realidad es mucho más compleja. En pocos metros nos podemos encontrar de todo. Incluso a la vez. Rodadas de nieve pisada de color cambiante junto a nieve sin pisar y “granizado de tinta de calamar”. En este caso, si el espesor de la nieve sin pisar no es excesivo se circula mejor por fuera de las rodadas entre otras cosas porque, si circulamos por estas, nos podremos caer al tropezar con las paredes.

Otra posibilidad, sobre todo en parques, es encontrarse con nieve pisada pero por peatones. Si se ha helado, cada una de esas huellas es un bachecito y es delicado andar dando saltitos, sobre una superficie helada...

Supongo que si llega a leer esto algún ciclista, alemán, danés, sueco, polaco, etc. sonreirá condescendientemente, forma parte de su día a día casi todo el invierno, pero estoy seguro que muchos ciclistas madrileños han dejado hoy sus bicis en casa (lo mismo que hice yo en la nevada de diciembre) y ahora por la tarde/noche estarán arrepentidos.

Moraleja, el próximo día que nieve no te lo pienses...

2 comentarios:

Membris Khan dijo...

Yo tengo muchas ganas de pedalear en la nieve sólo por curiosidad, pero si en Madrid es difícil como dices, imagínate en Murcia!.

Buen artículo ;)

eulez dijo...

Uf, yo no lo he intentando y como que paso. No me fío del estado de las aceras-bici ni de la calzada ni de nada normalmente en esta bendita ciudad, como para fiarme ahora...