"No dudemos jamás de la capacidad de un grupo de ciudadanos insistentes y comprometidos para cambiar el mundo.
De hecho, así es como ha ocurrido siempre."
Margaret Mead

jueves, 27 de junio de 2013

...y mi primer 600km


Brevet 600km Salamanca 2013 from Roberto Fernández on Vimeo.

A la salida nos encontramos los habituales de las brevets que se celebran en Salamanca más un grupo de uno 10 ó 12 ciclistas procedentes de Vitoria.
No hace excesivo frío (cosa la cual es una novedad en esta ciudad) y como estamos a una semana del día más largo del año, el cielo ya apunta por el horizonte una cierta claridad.

Partimos por la carretera de Valladolid a buen ritmo. Formamos un primer grupo de unos 20 ciclistas en el que están todos los victorianos. El camino es llano, no hay viento y el fresco de la mañana nos permiten rodar rápido, llegamos al primer control  de Nava del Rey en el km 66 a una velocidad media de 31km/h. Después del control nos vamos separando, los de Vitoria se alejan de mi al tener que pararme para recoger el bidón que se me cayó en uno de los badenes de la travesía de un pueblo coincidiendo con las primeras rampas del día. Son todos bastante jóvenes excepto una mujer que más tarde me enteré a través de José Manuel Andrey que se llama Mª Jesús que iba con su marido Román y un amigo Pascual los tres rondando los 50 años y que son una institución en esto de los brevets. En el segundo control, Tudela de Duero km 126, volvemos a encontrarnos todos, se ha terminado la tortilla de patata y me tengo que conformar con un pincho de oreja rebozada y unas croquetas de bonito en escabeche ¡¡toma ya menú dietético/ciclista!!

A pesar de todo salgo del control el primero y ruedo solo hasta el km 150 en donde me dan alcance en una rampa, junto con José Manuel, sin que intente seguirlos. Van demasiado rápido para mi.
Volvemos a reunirnos todos en el 3er control, Tórtoles de Esgueva km 188, todavía llevo al llegar una velocidad media de 30km/h. Esta vez son los demás los que abandonan primero el control mientras yo me como en la terraza de un bar mi ensalada de arroz. A partir de Tórtoles, el camino ya no es tan llano. Vamos cruzando valles y entre estos valles se sube al páramo, son subidas no muy empinadas de unos 200 ó 300 metros de desnivel. Paso por Baltanás y Torquemada hasta llegar a Frómista en donde esta el 4º control en el km 257. Me siento en la terraza de un bar a tomar una gran jarra de cerveza sin alcohol con limón y un helado pero no como nada, gran error de principiante que pagaré más adelante. Estoy junto con dos ciclistas de Salamanca que llegarían los primeros, pero sin dormir. Son los mismos que llegaron los primeros en el 400 y hubiesen sido también los primeros en el 300 si no llega a participar Fran Vacas.

La salida de Frómista hacia Carrión de los Condes coincide con el camino de Santiago. Allí alcanzo a un peculiar peregrino. Va en patines, me confirma que su destino es Santiago. Poco más adelante hay un cartel "Santiago de Compostela 463km". Casi nada hay gente tan zumbada o más que nosotros. Siempre es un consuelo.

En Carrión me siento moderadamente optimista. Estoy en el km 275, es temprano así que llamo al hotel que tenía reservado en Cistierna, km 360 y anulo la reserva. Me quedo con la reserva de Mansilla de las Mulas, km 408 (que luego resultaría ser el km 418 por un error en la hoja de ruta). De Carrión a Sahagún, 41 km, tenemos el único tramo con viento de cara de la jornada. No son muchos kilómetros, pero ya rondo los 300km de marcha y se nota. Es la hora más calurosa del día y me fallan las fuerzas. Llevo más de 100km sin comer nada más que un helado pero no tengo hambre ni sed. Me veo obligado a bajar el ritmo incluso me paro en una sombra donde me tumbo en la hierba. Me como un gel sin ganas bebo agua caliente con sabor a plástico sin ganas. Pasada unos 20 ó 30 minutos reanudo la marcha más muerto que vivo. Los kilómetros se hacen eternos. Me empiezo a arrepentir de haber anulado la reserva de Cistierna. Siguen pasando los kilómetros y las horas cuando se empieza a sentir que la temperatura está bajando. Me voy encontrando mejor. Paro en  un pueblo a coger agua fresca de una fuente. Al salir me alcanzan los victorianos, mejor dicho, la sección senior, Mª Jesús, Román y Pascual juntó con Paco del Club de Amigos de la Bici de Salamanca, los organizadores de la brevet. Me dicen que la sección juvenil se ha parado a tomarse una Coca-Cola. Me alegro de encontrarme con ellos. Ya he resucitado, el gel, el agua fresca y la compañía lo han hecho posible. Rodamos de nuevo a buen ritmo hasta Cistierna. Me quedo un poco en las subidas, no quiero forzar mucho, pero les alcanzo y rebaso en las bajadas.

Llegamos a Cistierna a eso de las 22:00. El punto de control es un hotel (donde había hecho mi reserva) y restaurante, pero no nos pueden preparar unos bocadillos. Como una empanadilla que llevaba y un par de tejas de almendra. Esa será mi cena.  Los victorianos también van a continuar porque tienen reserva en el pueblo siguiente a Mansilla. Decido continuar con ellos los más de cuarenta kilómetros que quedan, sobre todo porque prefiero circular en grupo si es de noche. Llamo al hotel de Mansilla y me confirman que me esperan. Me pongo ropa de abrigo, me dispongo a salir y... los victorianos ya se han ido. No me queda más remedio que ir sólo, círculo rápido para intentar alcanzarlos, suerte que este tramo es llano, ligeramente de bajada. Cuando ya veo sus luces a menos de un kilómetro, pillo un bache y pincho simultáneamente. En realidad he tenido un llantazo. Es noche cerrada. Me alumbro con el faro metido en la boca, por haberme olvidado del frontal. Suerte que es un faro a pilas, desmontable, y no uno de esos fijos que se usa con las dinamos. El llantazo es en la rueda de atrás, por supuesto. Cambiar esa rueda en una reclinada es más complicado porque no la puedes poner con las ruedas hacia arriba. Tienes que sacar la rueda mientras levantas la bici. Con todo lo peor es volverla a poner. En esas estaba cuando pasa la pareja de Salamanca que llegarían los primeros. Debieron pararse en Cistierna para cenar más seriamente que yo, lo necesitarían para poder pedalear toda la noche. Me preguntan si necesito algo. Les miento y les digo que no, que tengo de todo. Me debió costar una media hora cambiar la rueda. Me vuelvo a poner en marcha.

En el hotel me esperaban hasta las 24:00, voy todo lo deprisa que puedo, todo el rato por encima de 30km/h. Yo mismo me admiro, después de llevar casi 400 km, habiendo comido a las 13:30 y sin apenas cenar, vuelo. No se de donde saco las fuerzas pero no me siento cansado. Por fin llego a Mansilla a las 0:20 a la Pensión de Blanca. Me recibe la hija de los dueños, que me estaba esperando, con una sonrisa. Es una ciclista urbana por las calles de León. El sitio es muy recomendable. Nuevo, limpio, de buen gusto y trato excelente. Me prestan el bote de Fairy de la cocina para lavarme las manos que llevo perdidas de grasa. Me dan un tazón de leche caliente en donde pongo unos copos de avena y una cucharada de azúcar. Será mi desayuno del día siguiente aunque de buena gana me lo hubiera cepillado antes de acostarme, pero me contengo. Se que me debo acostar con el estómago vacío.
Larga ducha y por fin me acuesto a la 1:15. Me siento generoso con mi cuerpo que había dormido la noche anterior poco más de tres hora, y me pongo el despertador a las 5:00 con la intención de estar en marcha de nuevo a las 5:30. No debo durar despierto más de dos minutos. 

A la mañana siguiente, cuando suena la alarma, la apago y sigo durmiendo. A las 5:40 me despierta mi instinto randoneur consiguiendo ponerme en marcha de nuevo a las 6:20, seis horas en total de parada.
Al salir ya clarea, cuando llego a Valencia de Don Juan, todavía están todos los bares cerrados y continúo. A los pocos kilómetros veo a un ciclista un poco renqueante que se para a quitarse ropa. Al llegar a su altura me paro. Forma parte del brevet, es un randoneur auténtico de poblada barba blanca. Me cuenta que en Tudela de Duero, km 126 tuvo una caída y que le tuvieron que dar ocho puntos en un brazo y vendar una pierna perdiendo una hora y media. Había dormido en Cistierna y a lo que se ve, se había levantado antes que yo ya que llevaba recorridos casi 50 km más. El brazo no le dolía pero la herida de la pierna le tiraba al principio. Me admira, es el espíritu de las brevets. En un recorrido de 600km tiene un accidente cuando todavía le faltan 474km para llegar y no abandona. Hubiera sido mucho más fácil, si no tenía quien le ayudara, darse la vuelta y hasta Salamanca. Pero no, eso nunca, continúa sólo todo el camino. Le dejo y reanudando mi marcha.

Al llegar a Valderas paro a desayunar, en el primer bar no tenían nada de nada, intento en el segundo y resulta ser una churrería. Estoy de suerte, aunque me da miedo y me pido un café con leche y unas magdalenas. Me sientan fenomenal, y me tiro a la piscina. Pido otro café con churros y ante la mirada atenta del camarero y del resto de parroquianos y me los meto para el cuerpo. Siento a mi alrededor cierta extrañeza. Un tipo esquelético, con barba de indigente, en una bici rarísima y que se cepilla dos desayunos seguidos del tirón. Me quito la ropa de abriga que me quedaba y me pongo de nuevo en marcha bastante reconfortado.
Transcurren los kilómetros poco a poco hasta que al salir de Villalpando vuelvo a pinchar, es la rueda trasera por supuesto, ahora se trata de una "abrojo". Esto es otra cosa, hay luz, temperatura agradable y se empieza a levantar una ligera brisa (eso si de cara). Arreglo el pinchazo, mientras me adelanta el ciclista barbudo y en un plis plas estoy de nuevo en ruta.
El viento de cara arrecia, es agotador y empieza a hacer calor. En uno de los pueblos por los que paso veo la bici del ciclista que me precedía, a la puerta de un bar. Es curioso esto del ciclismo. Estoy harto, deseando llegar, pero se que cuando llegue, al día siguiente como mucho, estaré deseando empezar otra. Es para estudiárselo.

Por fin llego a Zamora, en la gasolinera donde paso el control me dicen que pasaron por la mañana dos ciclistas (los de Salamanca que hicieron el recorrido de un tirón) y luego muchos. Deduzco que eran los de Vitoria que se habían reagrupado madrugando más que yo. Me como un par de sandwiches, un acuarius y un helado. Compro una botella de agua de 1,5 litros con la que relleno los bidones. Me va a hacer falta porque hace bastante calor.
Cuando me dispongo a salir se presenta el ciclista herido de quien me despido y al cual no volvería a ver. Los últimos kilómetros desde Zamora a Salamanca se me hacen interminables. Se da la circunstancia de que la primera parte es de subida, hasta el alto de El Paraíso, un lugar boscoso en medio de la estepa castellana en donde nació no se que rey. Esta subida unida al fuerte viento, que afortunadamente ahora es algo más cruzado aunque siempre de frente y el calor del mediodía, hace el avance cada vez más penoso. Es en esos momentos en que se deja de pensar en tiempos, velocidades medias, etc. sólo se piensa en llegar. Desde el alto hasta Salamanca es casi todo bajada, pero el viento no da tregua y tengo que seguir pedaleando en todas las circunstancias.

Llego a Salamanca a las 15:15 horas moderadamente cansado, quemado por el sol y sediento. Me paro a comer en la terraza de un bar antes de volverme a Piedrahíta.


Primera etapa
Distancia: 418 km
Altura ganada: 2160m
Tiempo en movimiento: 14:50 h
Tiempo total: 18:20 h
Velocidad media en movimiento: 28,1 km/h
Velocidad media total: 22,8 km/h
Velocidad máxima: 62,8 km/h
Temperatura mínima/media/máxima: 6°C/21,3°C/33°C
Altitud mínima/máxima: 681m/1070m

Segunda etapa
Distancia: 194 km
Altura ganada: 916m
Tiempo en movimiento: 7:23 h
Tiempo total: 8:56 h
Velocidad media en movimiento: 26,2 km/h
Velocidad media total: 21,5 km/h
Velocidad máxima: 50,6 km/h
Temperatura mínima/media/máxima: 7°C/21,3°C/31°C
Altitud mínima/máxima: 635m/876m

Total
Distancia: 602 km
Altura ganada: 3076m
Tiempo en movimiento: 22:13 h
Tiempo total: 33:15 h
Velocidad media en movimiento: 27 km/h
Velocidad media total: 18,1 km/h
Velocidad máxima: 62,8 km/h
Temperatura mínima/media/máxima: 6°C/21,3°C/33°C
Altitud mínima/máxima: 635m/1070m

3 comentarios:

Agustí dijo...

Hola Roberto.
Mi nombre es Agustín y soy de Barcelona.
He leido tu cronica y entiendo que tiene mucho mérito hacer un 600 (y cualquier brevet) con una reclinada... las subidas han de ser mortales. Reparar pinchazos, otro que tal. Conozco al Sr ese de la caida con barba blanca. Somos amigos... el Àlex Roca de La Pobla de Segur y organizador de los brevets de aquella zona. El 8/junio hice su 600 en 29:53h con muchísimo desnivel y este 29/30 de Junio el otro 600 de Granollers, que gran parte del recorrido era el mismo que la BPB del año pasado con unos 7500m de desnivel y en 28:40h. Por los brevets hechos,me imagino que tendrás la intención de hacer la MGM.Allí nos veremos si es así. No me costará encontrarte con la reclinada. Saludos y pedales!!

Anónimo dijo...

Hola Roberto,
Me han pasado el enlace de tu blog y me ha hecho mucha ilusión leer tus comentarios.
Nos encontramos tres veces por las carreteras de este brevet.
Estoy satisfecho primero porque acabaras y yo también acabé.
A las 16:45, pero el tiempo no importaba.
Había hecho 450 km cosido. Era un complemento. jejej
Ahora ya a preparar y ilusinarme en ir a la MGM.

Un saludo randonneur !!!

Roberto dijo...

Hola Agustín y Álex.
No tiene más mérito hacer una brevet con una reclinada. Es más rápida y más cómoda que una bicicleta convencional. En cuanto a las subidas es lo mismo. A igual potencia y peso se sube al mismo ritmo.
No voy a hacer la MGM, participaré en la London-Edinburgh-London. Tal vez conozcáis a Jordi Sunyer. Es amigo mío y también participará en la LEL